Alabanza y me toco no habiendo nada bueno en mi

1.- Introducción

La alabanza es un acto de reconocimiento y gratitud hacia Dios por su bondad y misericordia. A veces, puede ser difícil alabar cuando nos sentimos abrumados por las dificultades o cuando no vemos nada bueno en nosotros mismos. Pero, ¿qué pasa cuando combinamos ambos? ¿Qué sucede cuando alabamos a Dios mientras reconocemos nuestra propia insuficiencia?

2.- La importancia de alabar en todo momento

La alabanza es un acto de fe que nos ayuda a mantener nuestra mirada en Dios, no en nuestras circunstancias. Es fácil alabar cuando las cosas van bien, pero ¿qué pasa cuando todo parece ir mal? La Biblia nos muestra que, incluso en los momentos más difíciles, podemos y debemos alabar a Dios. En el Salmo 34:1, David declara: "Bendeciré al Señor en todo tiempo; su alabanza estará siempre en mi boca".

3.- Reconocer nuestra propia insuficiencia

Es fácil caer en la trampa del perfeccionismo y sentir que nunca somos lo suficientemente buenos para alabar a Dios. Pero la verdad es que nunca seremos lo suficientemente buenos por nosotros mismos. En Romanos 3:10, se nos recuerda que "no hay justo, ni siquiera uno". Reconocer nuestra propia insuficiencia es el primer paso para depender completamente de Dios.

4.- Alabar en medio de nuestras debilidades

Cuando alabamos a Dios mientras reconocemos nuestra propia debilidad, es cuando realmente experimentamos su poder y gracia en nuestras vidas. En 2 Corintios 12:9, Pablo habla de su propia lucha con una "espina en la carne" y cómo Dios le dijo: "Mi gracia es suficiente para ti, porque mi poder se perfecciona en la debilidad". Cuando reconocemos nuestra propia debilidad y alabamos a Dios de todas formas, estamos abriendo la puerta a su poder y gracia en nuestras vidas.

5.- Conclusión y despedida

La alabanza y el reconocimiento de nuestra propia insuficiencia son dos elementos poderosos que podemos combinar en nuestra relación con Dios. Al alabar en todo momento, incluso en medio de las dificultades, y al reconocer nuestra propia debilidad, abrimos la puerta al poder y la gracia de Dios en nuestras vidas. Así que, alabanza y me toco no habiendo nada bueno en mi, porque es en nuestra debilidad que encontramos la fuerza de Dios.

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